lunes, 26 de diciembre de 2011

Respuesta desde la melancolía del ser...

Es extraña esa melancolía, el leer esas palabras...
Siempre eres capaz de dejarme con la boca abierta y resurgiendo en mi el constante dilema del cariño, del amor, de la honestidad (si, leíste bien, la honestidad) y de todos esos hermosos sentimientos que yo siempre he asociado a tus novelas "mágicas". Eso eres, fuiste y serás para mí; mi eterna Fermina...

No sé si es posible agradecerte tanto cariño y aprecio hacia mi persona, puesto que a veces no lo merezco u otras veces me siento el ser menos querido de la tierra, cuándo de verdad lo merezco, despiertas todo eso bueno que alguien quiere ser. Yo si pienso en ti, de maneras distintas, te sueño de maneras distintas, te añoro de maneras distintas, te extraño de maneras distintas, deseo de maneras distintas y sólo a veces, quiero verte de imprevisto, abrazarte de imprevisto e incluso, por qué no, robarte un beso de locura.

Son todas esas cuestiones las que nos construyen, de construyen, que aguantan la insoportable levedad del ser que es la tiranía del desamor; como dijo un checo por ahí.

Quedan palabras, esta extraña conversación del romanticismo en plena época de la opacidad y de la fugacidad, esa marca que nos dejamos de manera mutua, que perdura y que me hace pensar que leemos y escribimos una nueva novela de la Tellado, pero que por esta vez el final es incierto por más que avancemos y saltemos las páginas...