miércoles, 20 de abril de 2011

NO TODA LA MIERDA ES MALA.

Ya eran las nueve de la mañana, fumaba su cuarto cigarrillo del día. No recordaba nada de la noche anterior; sólo el ruido de la ducha le recordaba que quizás había pasado la noche con alguien. ¿Por qué demoraba tanto? ¿Qué diablos puede estar haciendo para demorar tanto tiempo, se desinfectaba de algo?
               
Al ver el suelo de la habitación sabía cuánto había bebido durante la noche: casi treinta latas de cerveza, 2 botellas de un mal vino, una botella de ron y otra de whisky y casi 8 cajetillas de cigarrillos. En la suya quedaban sólo 2 cigarrillos. Intentó levantarse para beber algo, pero el dolor en sus caderas no se lo permitió. Pero no todo era malo, su dolor le hacía saber que a lo menos tuvo algo de sexo, de seguro con quién estaba en el baño; pero sus ganas de cagar no lo dejaron seguir el hilo de sus pensamientos, simplemente no se las aguantaba.
              
  El reloj avanzaba, la mierda seguía acumulándose en sus intestinos, pero ella (¿o él) aún mantenía la puerta cerrada de su baño. ¿Por qué había un solo baño? Sabía que si no cagaba pronto se sentiría demasiado mal al medio día, y al medio día era el primer trago de todo buen día que se preciase de tal, si no lo hacía podía ser un gris y maldito día. Cómo una cerveza puede hacer que tu vida sea miserable por tan sólo un trago.
              
  ¡Por fin! Habían vaciado el estanque del baño. Tenía que arreglarlo, una vez jalada el agua demoraría el resto del día en volver a llenarse, tendría que aguantar el resto de las horas su olor a mierda. Era su mierda, pero olía tan mal como el resto de las otras, sobre todo la primera mierda en una resaca.
               
Pero nada, aún se mantenía la puerta cerrada, el estanque lentamente llenándose y la mierda acumulándose. Sólo podría aguantar una media hora más y tenía claro que reventaría. Ya imaginaba los titulares de la mañana siguiente: HOMBRE MUERE EN SU PROPIA MIERDA, y bajo el título: <<Único sospechoso encontrado encerrado en el baño>> ¡Mierda! No era tan importante pero le gustaba pensar que podría aparecer su nombre en los diarios. Maldita sea; odiaba tener que compartir su baño, buscaría un departamento con más baños o trataría de ir a sus casas y usar sus baños, para que sintieran la mierda presionando sus intestinos. Al fin el pestillo del baño, se levanto como pudo, corrió tal cual maratonista.
              
  Sintió que su baño aún estaba caliente y el maldito vapor de la ducha le molestaba. Pero estaba soltando su mierda. Cagar era una de los placeres que los dioses otorgaron al hombre para que pudiesen soportar lo miserable del mundo. Sintió abrir y cerrar la puerta de su departamento.  Era otra chica (¿o chico?) de la cual no recordaría su nombre, cara, culo y tetas, pero un buen día aparecería exigiendo la pensión alimenticia para su hijo y vendría un largo pleito. Sólo podría decir: “Nena, tengo recuerdos vagos, pero si sé una cosa: esa resaca fue horrible”. Lo odiaría y maldeciría como muchas otras.
               
Miro el papel higiénico, quedaba suficiente. Dejó los cigarrillos afuera. Después de todo no comenzaba como un mal día…